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Adrián Hernández y el Yeclano han separado sus caminos de la mejor forma posible: con un fuerte abrazo y deseándose lo mejor. Han sido cuatro años llenos de alegrías, dos ascensos y también una amargura inesperada, un descenso que ha empujado a ambas partes a decirse un 'hasta luego'. El Yeclano de Pedro Romero encontró su entrenador ideal; polifacético y con un gen guerrillero que se adaptó a la perfección a La Constitución. Y Adrián Hernández se manejó en Yecla como en Churra, siendo respetado, con libertad total para trabajar y seguir su gran instinto.
«Es un punto y aparte en nuestra relación. Yecla es mi casa, es mi gente, fue fantástico. Lástima no haberlo cerrado con la permanencia. Pedro es un referente, un amigo y un padre», aseguró ayer el técnico, muy emocionado.
«A veces hay que tomar decisiones dolorosas. Además de un entrenador Adrián es un amigo. Nos ha hecho vivir muchas alegrías que no sabemos si volveremos a vivir», dijo Pedro Romero entre lágrimas.
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