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«Indefensos». Así se han sentido durante los últimos meses los vecinos de La Arboleja ante la sucesión de robos que han venido sufriendo en ... sus viviendas, fincas y vehículos. El último suceso, ocurrido esta semana misma, es de los que deja un cierto «miedo en el cuerpo», según explica David Cerezo, residente en la pedanía. Fueron precisamente sus padres los que se vieron asaltados el pasado lunes mientras dormían en su dormitorio.
«Tuvo que ser sobre a partir de las cuatro de la madrugada, aunque no lo sabemos bien; se metieron en el huerto tras dejar varios rotos en la valla metálica; después, tras probar varias maneras de entrar, arrancaron una reja de cuajo y se colaron en la casa rompiendo una ventana, para acabar arrasando con todo aquello que pillaron, joyas, equipos electrónicos y bolsos», explica Cerezo. De hecho, un barrendero se encontró a la mañana siguiente estos últimos efectos tirados en plena calle, con la documentación aún en su interior, pero sin rastro del dinero que guardaban.
«Ahora mismo están nerviosos; son gente mayor –de 82 y 75 años– que se siente vendida ante este tipo de situaciones, dada su condición física, la falta de vigilancia en la zona y la facilidad con la que puede uno aquí tanto colarse en una casa sin que lo detecten como salir huyendo», comenta este vecino consciente de que en estos casos, lo mejor que pueden hacer las víctimas, si son personas especialmente vulnerables, es hacerse los dormidos y no resistirse en caso de darse cuenta del allanamiento, «algo que no ocurrió en esta ocasión».
Explica Miguel Hernández, presidente de la Junta Municipal de La Arboleja, que hace bastante tiempo que esta zona sufre delitos de este tipo de manera esporádica, al tiempo que reconoce que la situación se ha agravado en los últimos tres meses. «Somos conscientes de que vivimos en medio de la huerta, donde la dispersión residencial es grande, la iluminación escasa y el tránsito de personas en horario nocturno, casi inexistente, pero últimamente salimos a un robo cada 10 o 15 días», puntualiza el pedáneo.
Señala, asimismo, que, según las informaciones que maneja, con este último solo se han consumado dos asaltos a domicilios en las últimas fechas. El resto de delitos, hasta alcanzar al menos una decena, se reparten entre intentos de intrusión detectados a tiempo, robos en huertos, patios y garajes de herramientas o útiles varios y la rotura de ventanillas de vehículos para sustraer los bienes y objetos de su interior. «La mayor parte de los habitantes de la zona son personas mayores y puede, por tanto, que la sensación de inseguridad sea mayor que el daño efectivamente causado», destaca Hernández, entendiendo, no obstante, la «creciente preocupación e impotencia» vecinal. «La gente no se encuentra cómoda viviendo así», lamenta.
De hecho, la asociación de vecinos de la pedanía ha decidido tomar cartas en el asunto y ya han comenzado a moverse para pedir a las autoridades herramientas con las que cortar de raíz esta problemática. «Como primer paso, hemos mantenido reuniones con el concejal de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento, Fulgencio Perona, y con mandos del Cuerpo Nacional de Policía para transmitirles nuestras inquietudes», subraya la presidenta de la entidad vecinal, Carmen José Díaz, que no descarta algún tipo de movilización si no mejora la situación.
«Hemos llegado a ver robos varias noches seguidas», señala Díaz, que es especialmente consciente de la tesitura al dedicarse al negocio de la correduría de seguros. «De hecho, hay vecinos que son clientes nuestros y han tenido este tipo de problemas», expone la representante de los vecinos, que tiene constancia de incidentes similares en localidades cercanas como La Albatalía y Rincón de Seca. «Es cierto que en muchas ocasiones, si el robo es de escasa cuantía o los daños solo afectan a las lunas del coche, las víctimas evitan denunciar, porque el proceso no es ágil y puedes perder toda una mañana, pero nos han avisado de que la única forma de incrementar los efectivos es justificar su necesidad con un registro de cifras crecientes», reconoce.
También señala que se les ha animado a pedir al Consistorio la instalación de cámaras de seguridad en la vía pública para poder identificar a la gente que se mueve por la zona de madrugada. «Es cierto que se ha ido deteniendo a gente, que suelen ser jóvenes, de origen inmigrante, que se mueven en patinete por el entorno del Paseo del Malecón y que encuentran fácilmente vías de escape por los huertos y carriles y por la zona del río», subraya el pedáneo.
Indican desde la Delegación del Gobierno que, tras los primeros encuentros, «se van a realizar reuniones periódicas de coordinación con los vecinos y se va a reforzar la presencia policial en la zona, con agentes uniformados y de paisano». Por su parte, fuentes de Policía Local señalan que ya «se están realizando controles intensivos por parte de la policía de barrio durante el turno de tarde y se han incrementado los controles nocturnos por parte del Grupo Especial de Seguridad Ciudadana. Los vecinos solo esperan volver a sentirse seguros en casa.
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