La CHS externaliza los análisis de la espuma blanca en el río Segura en Murcia para dar con los culpables

La Confederación Hidrográfica del Segura viene tratando estos casos como «fenómenos recurrentes» y toma muestras del agua espumosa para investigar su composición y el posible origen del problema. Sin embargo, poco se ha sabido hasta ahora de quiénes serían los responsables de este color blanco del río. En 2020, el organismo de cuenca llegó a expedientar a las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) de Alcantarilla y Las Torres de Cotillas por vertidos al río durante un episodio de lluvias. Desde entonces, no se han conocido más actuaciones sancionadoras.

Ahora, la responsable de la demarcación hidrográfica levantina ha decidido externalizar esos trabajos de comprobación de las pruebas recogidas porque «los análisis que hasta ahora se vienen realizando por la CHS en las instalaciones de su laboratorio permitían caracterizar la muestra analizada, pero no permitían atribuir su procedencia a un origen concreto, ya que existen parámetros que el laboratorio de la CHS no tiene capacidad de analizar», reconocer fuentes del organismo a este periódico.

Por ello, la institución que dirige Mario Urrea contrató en marzo los servicios del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (Cebas-CSIC) para «estudiar la aparición de espumas en algunos puntos del río Segura, que normalmente coinciden con episodios de lluvias». Con estas analíticas «se pretende investigar el origen de las espumas, analizar su composición e intentar establecer su procedencia natural o artificial», remarcan desde la Confederación.

Las muestras de agua del río Segura son recogidas por el personal del laboratorio de la CHS y, en el caso de presencia de espumas, se obtienen «muestras duplicadas para realizar analíticas tanto en el laboratorio de la Confederación como en el Cebas, dependiendo del parámetro a analizar». Los puntos que van a ser objeto de estudio no están establecidos previamente ni por el Cebas ni por el organismo de cuenca, sino que «el contrato abarca cualquier punto de la demarcación hidrográfica del Segura en el que haya presencia de espuma» y no solo la ciudad de Murcia, donde se acumulan la mayoría de los casos.

Para facilitar los trabajos que vayan a realizar los expertos del instituto dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la CHS ha elaborado un protocolo de toma de muestras que se ha distribuido entre el personal de campo del organismo de cuenca (agentes medioambientales y guardas fluviales) para que, cuando detecten presencia de espumas, avisen al personal del Área de Calidad, tomen fotografías y determinen si por la envergadura de las espumas, las mismas requieren un estudio con toma de muestras.

Tras las intensas lluvias de marzo, la espuma blanca volvió a aparecer en la ciudad de Murcia, pero no han sido pocos los eventos similares que se han dado en los últimos años. Organizaciones como Ecologistas en Acción o Huermur han denunciado estos hechos a la Guardia Civil, llegando el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) a tomar muestras del agua. Estos sucesos también han terminado en la Fiscalía de la Región de Murcia.

Las últimas espumas detectadas no han conllevado aperturas de expedientes sancionadores, ya que la CHS ha justificado que los análisis realizados daban negativo en sustancias contaminantes de tipo químico u orgánico, pero el organismo de cuenca quiere ahora ampliar esas investigaciones teniendo en cuenta más parámetros que ayuden a determinar el origen. El caso más reciente de vertido sancionado fue la contaminación del río desde Calasparra hasta la desembocadura por el uso de un herbicida (Bentazona). En aquel momento no generó un impacto visual que permitiera apreciar la toxicidad del agua, pero sí comprometió el verano pasado el abastecimiento de agua potable a la población.