Tomates como cerezas

Son como caramelos. Pequeñas bolitas que parecen cerezas y se recogen en racimos como las uvas, auténticos 'coulants' vegetales, son minúsculas bombas de sabor que dan un magnífico resultado en la cocina tanto crudos como cocinados, tanto visualmente como desde el punto de vista del sabor. Pero, para todo esto, estas perlas rojas cargadas de azúcar han tenido que pasar por un azaroso recorrido,

Si los tomates normales son originarios de los Andes, los minitomates fueron cultivados por los incas y los aztecas en el 700 a.d.C. De hecho, la palabra 'tomate' deriva del término azteca 'tomatl'. El caso es que, como ocurrió con tantas variedades vegetales, los tomates cherry fueron introducidos en Europa tras el encuentro de Colón con el continente equivocado. Y, como ya ocurrió con los tomates normales, las plantas del tomate cherry fueron usadas al principio con fines ornamentales, ya que se creía que estos frutos eran venenosos, quizá por el parecido de la planta con la de la belladona. Pero los cherrys que lucen hoy en nuestras mesas nacieron en realidad en los años setenta, cuando la cadena británica Marks & Spencer decidió 'civilizar' su sabor, hasta entonces algo tosco e intenso. Así que encargaron a investigadores británicos e israelíes que dieran con una variedad más adaptada al gusto del mercado. Finalmente fueron los israelíes los que lograron obtener una variedad con una mayor concentración de azúcar. Los ochenta fueron los años en que los cherry acabaron conquistando las cocinas de medio mundo. Hoy en nuestros mercados podemos encontrar, además de los cherrys tradicionales, los 'pera', los 'pera kumato', los 'naranja', los 'amarillo'... Parte de la culpa de su rápida aceptación es el hecho de que su recolección se realiza por racimos, evitando la tediosa y compleja operación que supondría hacerlo uno a uno. Por cierto, esta circunstancia favorece también su conservación. Si nos los llevamos a casa, la mejor manera de que nos duren hasta una semana es mantenerlos fuera del frigorífico y no retirarles las ramas haya el momento del consumo. Por cierto, si se quiere alargar su vida útil podemos deshidratarlos o congelarlos.

Otra característica es su coloración, responsabilidad de su contenido en licopenos, un tipo de caroteno con potentes propiedades antioxidantes.

En la Región de Murcia se cultivan además otras variedades, como los 'bombilla', los 'bolica roja', los 'negro aprunado', los 'perita naranja' o los 'huevo de paloma'. Estas variedades se cultivan en la Región tanto a cielo abierto como en grandes invernaderos.

Y ¿qué hacemos con estas bolitas de colores en la cocina, aparte de tirarlos encima de una ensalada? Pues muchas cosas. Una buena idea es combinarlos con otras variedades de tomates en una ensalada con ajos tiernos, aceite, pimienta y sal. Si nos venimos arriba les ponemos unas anchoas o unos boquerones en vinagre y tan ricamente. Su pequeño tamaño y sus vivos colores les hacen muy versátiles para componer todo tipo de snacks, aperitivos, tapas y brochetas. Si hacemos una vinagreta de verduras para acompañar otros vegetales (unos espárragos, o unos puerros o unas alcachofas cocidas) podemos incorporarlos troceados para dar un resultado espectacular. Siguiendo con los cherrys en crudo armonizan muy bien con quesos de todo tipo, con hierbas aromáticas como albahaca, tomillo, romero, orégano o eneldo. Encajan a la perfección con el salmón ahumado, con unas espinacas salteadas y, desde luego, con aceitunas, tallos y otros encurtidos, salazones y aguacates.

Pero pasemos a la cocción. Podemos macerarlos y guardarlos en tarros de cristal como una conserva. Para ello, se cuecen un par de minutos y se introducen en el tarro (esterilizado) con dientes de ajo, orégano y sal y se cubren de aceite de oliva. Son perfectos en platos de la cocina italiana: pìzzas, bruschettas y focaccias. Salteados a fuego vivo en sartén o asados junto con hierbas aromáticas conforman una estupenda guarnición para todo tipo de elaboraciones de pescado, carne o verduras, aportando su caramelización y su color.

Y otra ventaja de los cherrys: son una buena estrategia para introducir a los niños en el consumo de verduras.

Ingredientes: 16 tomatitos Cherry. 4 alcachofas. 1 manojo de ajos tiernos. 1 kumato. 1 cebolla morada. 1 mandarina (o un limón). Aceite de oliva. Sal. Pimienta.

Elaboración: Limpiamos las alcachofas quedándonos con los corazones, los partimos en seis partes cada uno y los doramos a fuego medio alto en una sartén con un poco de aceite de oliva hasta que vayan adquiriendo un bonito color tostado. Los reservamos en un plato sobre papel de cocina para que escurran el aceite sobrante. En la misma sartén salteamos los cherrys, a los que habremos hecho dos cortes en forma de cruz en la parte del pedúnculo. Esta operación la hacemos con la sartén tapada, si no queremos alicatar la cocina hasta el techo. Rallamos el kumato, salpimentamos y añadimos un poco de aceite. Cortamos la cebolla morada en plumas y los ajos tiernos en tres trozos cada uno. Colocamos las alcachofas en fila sobre cada plato; con una cucharilla ponemos por encima una banda del kumato rallado. Distribuimos unas plumas de cebolla, así como los trozos de los ajos tiernos. Colocamos a ambos lados los tomatitos cherry salteados. Terminamos con un chorrito de aceite de oliva por encima para darle brillo al conjunto y rallamos piel de mandarina o limón.

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